Sin lugar a dudas, en muchas pequeñas y medianas empresas, la certificación de sus procesos, bajo el modelo de ISO 9001, reportó beneficios, resolviendo barreras en la contratación de sus servicios, el acceso a nuevos mercados, clientes, etc. Sin embargo, hoy en día, y en numerosos casos, el proceso de mantenimiento de los sistemas de gestión ISO 9001, ha caído en la rutina, y parece que nos dedicamos más a “mantener o administrar el certificado”, que a los principios que inspiran la gestión de calidad.